LO QUE SABEMOS ES UNA GOTA DE AGUA; LO QUE IGNORAMOS ES EL OCÉANO.

(ISAAC NEWTON)


sábado, 18 de diciembre de 2010

¿POR QUÉ LLAMAMOS CAMA A LA CAMA Y CÓMODA A LA CÓMODA SI LA CAMA ES MÁS CÓMODA QUE LA CÓMODA?

Hoy, por petición de una de las "niñas de mis ojos", quiero hacer una entrada diferente, algo divertida, y para el que se quiera expresar, lo pueda hacer sin comprometerse a nada. No va a haber trasfondo político, ni quejas, ni reproches. Sólo opiniones para divertirnos, juego de palabras y algo de "culturilla general", como diría mi buen amigo Juan.
Lo primero que quiero aclarar es que el copyright del nombre de la entrada, le pertenece a Oze, que aún estando en la otra punta del mapa de la piel de toro, mantenemos el contacto a diario, algo que me encanta, porque, como observaréis, tiene un finísimo sentido del humor, a la par que tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
Como estábamos faltos de polémicas (siempre en  buen tono), me propuso esta entrada, reto donde los haya, ya que su agudeza no es la mía (ya quisiera yo una poquita de la suya)...Pero bueno, me dejo de halagos, que se lo va a creer, y eso no puede ser!!!

Entrado en materia, hablaremos de los nombres surrealistas que se le aplican a algunos objetos, a juicio de muchos de nosotros, nombrados con los pies, en vez de con la cabeza.
He usado el DRAE para ver las oportunas definiciones, y si da pistas del porqué del despropósito del enunciado y, no tiene justificación. OZE 1- DRAE 0.

Ahora viene mi reto, intentar superar con otro despropósito lingüístico al DRAE. "Acerico". En su acepción normal es almohada proveniente del latín Hacero, pero coloquialmente es dónde se clavan los alfileres. Una burrada, primero, la h como es muda, pos hala, fuera. Así, nos quedamos con una acepción que parece referida al acero como metal, pensando entonces, que podría estar haciendo referencia al componente metálico de los alfileres. Pero nada más lejos de la realidad. Es almohadilla, nada que ver con aceros y otras aleaciones metálicas. Entonces ¿por qué no llamarlo "alfilerero"? Porque no existe. Un claro reciclaje absurdo del vocabulario, pues no todos los acericos son almohadillas. Además, yo a mi almohada la llamo almohada, no "acerico", quedando reducida su acepción al uso de los alfileres. Una comedura de tarro, vamos.

Pero otro ejemplo más coloquial y menos engorroso que el anterior es el de "botas de agua". No tiene sentido, porque no existen como tal o ¿alguien ha visto unas botas hechas de agua? Yo no. Pero ahí está el nombre y el uso del mismo, para algo que debería llamarse "botas contra el agua" o "botas impermeables", pues su misión es tener los pies secos, no mojados. Pero, por su nombre, parece que tienen que estar llenas de ese líquido para hacer un correcto uso del mismo.

Vamos con otro: "ordenador". En éste me paro un poco porque me atañe mucho. Si se llama ordenador, se supone que ordena todo. Pero os aseguro que en mi casa no se mueve de la biblioteca, y si dejo algún libro en medio, ahí se queda, vaya que ni se inmuta. Yo llamaría "ordenador/a" a alguien o algún aparato que me ayudara a poner todo en su lugar. Pero le llamamos eso a una calculadora gigante y más avanzada, por lo que yo prefiero llamarlo equipo de proceso de información (EPI), pues es su función, procesar y ordenar información y sólo eso. Luego o le añadimos, ordenador de información, o sólo ordenador podría llevar a equívocos. Lo dicho, mi "ordenador" (a secas) está estropeado, porque no me coloca nada en su sitio.

Otra más que puede ser divertida en el contexto en función que se use. Aquí en Málaga, aún no tenemos ese problema, pero por poco tiempo. Vocablo: "Metro": es una unidad de medida universal, un instrumento para medir, y un medio de transporte. Veamos, si el Metro como medio de transporte, lo que hace es acortar distancias y no dar unidades de medida ¿por qué lo llamamos así? Aquí, todavía decir voy a coger un metro, es coger el instrumento que nos ayuda a medir. Pero ¿Y en las ciudades donde existe? O lo contextualizas bien, o puedes dejar tirado a alguien en algún lugar esperándote, mientras tú estás, instrumento en mano, tomando medidas de algo...

Bueno, las meninges me echan humo, así que os reto a que nos riamos un poco con "palabrotos" (los llamo así cariñosamente) que pueden llevar a error, o simplemente están nombrados con los pies.

Espero que os divirtáis un rato.

Besos azules!!!

2 comentarios:

ElEcTrA (Moderador) dijo...

Uy, Metro es el apócope de Metropolitano. Poli=muchos, o sea, muchos metros. Realmente el Metro tiene muchos metros de vía... creo que es una definición ligeramente aceptable. :-)

(Evidentemente la explicación está hecha desde la broma).

ElEcTrA (Moderador) dijo...

El caso de la cama y la cómoda me tiene bastante preocupado, pues la cómoda es incómoda, y la cama cómoda. No logro entenderlo.

Respecto al ordenador habría que remontarse al pasado. Yo veo más acertada la expresión "computador", ya que los primeros ordenadores hacían cómputos de datos, lejos de poner orden en ningún proceso.

A las botas de agua efectivamente les ocurre lo que al vaso de agua, que son de cualquier cosa menos de agua, pero mientras las botas la repelen, el vaso la contiene. No hay quien lo entienda. Pero está tan extendido que ahora es inútil arreglarlo. Nadie pide una taza con café, sino de café. Allá ellos con su conciencia, que el café es tóxico para el hígado.

Hay muchas expresiones mal escogidas. Por ejemplo, los jefes llaman "reto personal" a lo que el resto de mortales llamamos "marronazo que te cagas". Es, por tanto, una expresión mal elegida.

Desde tiempos remotos se le dice "tiempo" a un tiempo diferente del tiempo temporal, valga "requetedundancia". Así, Mariano Medina fue nuestro primer hombre del tiempo, a pesar de que no salía en la tele para decirnos que eran las cuatro menos veinte, sino para hablarnos de climatología. En países como Ecuador son más listos, y cuando piden una Coca-Cola que no esté fría dicen que la quieren "del clima". Pero aquí la pedimos "del tiempo" sin que con ello tengamos la tentación de revisar la fecha de caducidad.

Hablando de bebidas, encuentro de mal gusto la pijada de decirle "caldos" a los vinos. Los vinos siempre son vinos. Y el caldo siempre vino con otros usos: caldo de gallina, caldo de verduras… seamos serios, que con estas cosas no se juega.

Ya que se tercia la comida, nuestras calles tienen conjuntos de solares denominados "manzanas". ¿Realmente nadie ha tenido narices para inventarse una palabra nueva y diferente para designar esto? ¿Era obligatorio lucirse con el nombre de una fruta? Pues vaya perla. Y al polígono menos mal que le puso el nombre otro, si no igual se acaba llamando melón.

Las personas nos pueden caer bien o mal. Pero realmente si nos cayesen encima casi seguro que sería "mal". ¿Por qué usar esta absurda expresión? Nadie lo entiende y todos la usamos. Si conociese al tipo que se la inventó a buen seguro me caería mal. Muy mal.

Por otra parte, las personas pueden o no llevar faldas, eso cada cual decidirá. Pero que una montaña tenga falda "tiene pantalones". Vaya tela, y nunca mejor dicho.

En algunas zonas de España se denomina "crack" a una persona hábil cuya maestría es reconocida. En cambio en otras acepciones sólo encontramos negatividad (un crack es una crisis económica, o una droga, o un crujido poco alentador…). Lo encuentro poco acertado. Como llamarle "heroína" a una droga. ¿Qué tal si le llamamos "Superwoman"? ¿A que no? Pues entonces...

En el diccionario malagueño aparece la palabra "Guarrito". Siempre me pregunté si era por el ruido que hace, tan poco parecido al de un cerdo. Resulta que procede de una marca de taladros muy antigua: "Warrington". De acuerdo, es poco acertado, pero como mínimo es gracioso el caso.

Cosas del lenguaje: aunque sea poco serio, en vez de decir que "almuerzo de la forma que quiero" puedo decir que "como como como". Pues eso, y con la boca abriendo.

Y en lo que a expresiones se refiere, la que más intrigado me tiene es la de "La excepción confirma la regla". Siempre he pensado que lo correcto sería decir: "La excepción no confirma la regla; la hace añicos". Y es que si por algo se caracteriza una excepción es por cargarse de cuajo una regla pura.

No sé, a mí todas estas cosas me estresan… qué difícil es el lenguaje.