LO QUE SABEMOS ES UNA GOTA DE AGUA; LO QUE IGNORAMOS ES EL OCÉANO.

(ISAAC NEWTON)


sábado, 30 de abril de 2011

EL DESPERTAR

Buenos días a tod@s!
Ya os pensabais que había abandonado las armas, pero no. Sigo aquí al pie del cañón. Lo que pasa es que con todo lo que está sucediendo en la actualidad en nuestra piel de toro, es imposible elegir un tema del que debatir. Y como me gustaría poder hacerlo de todos los que realmente me mueven las entrañas, no tendría tiempo para ello. Pero éste, en concreto, sí que merece una entrada porque fue asunto de debate ayer en una de mis clases de la tarde, con mis alumnos de fiscalidad y auditoría. Y es que los viernes son duros, y como son tres horas seguidas, les dejo siempre media hora al final de la clase para que comentemos cualquier noticia de actualidad que ellos elijan. Así aprendemos todos, ellos y yo. Me parece una práctica sana, que nos acerca y hace que intercambiemos experiencias personales. Ganamos todos, creo.

Ayer eligieron las estadísticas del desempleo. Os recuerdo que yo formo a personas "que están trabajando para el país" eufemísticamente hablando. Creo que por eso lo eligieron, ya que les toca directamente. Así que os cuento la cronología que llevó el debate.

Primero estuvimos analizando que, evidentemente, en esas estadísticas "ni son todos los que están, ni están todos los que son", porque argumentaban, no sin razón, que ellos no estaban incluidos por estar en un curso, y el SAE (Servicio Andaluz de Empleo) les desactiva como demandantes, al igual que los que ya estaban inscritos en los itinerarios personales de orientación laboral. Lo dicho: "trabajando por el país". Como había algunos que no lo sabían, el ambiente empezó a caldearse, lógicamente, pero no entre ellos (que se llevan como una familia). Mi misión fue moderar y dejarles que se desahogaran y se intercambiaran información los sobre los recovecos legales y consejos para hacer frente a Goliat (llámese SAE).

Cuando el ambiente se calmó y empezaron a analizar la información con la lejanía necesaria, y no la visceral, sí que intervine con mi opinión personal, pues ellos saben que, aunque ahora estaba en el otro lado de la mesa en el aula (puesto que no suelo ocupar, a menos que sea estrictamente necesario), también he estado sentada como ellos en el "lado oscuro", hecho que les recalco para que no pierdan las esperanzas. Mi intervención, al principio no gustó a alguno porque no la entendían. Más o menos, lo que les vine a plantear es que no podía creerme que hubiera 5 millones de desempleados "mano sobre mano", pasando necesidad (que 400 € no sirven para nada cuando tienes bocas que alimentar y techo que pagar), y no habían tomado la calle. Les expresé mi plan de actuación cuando estaba como ellos: me iba a sentar en la puerta de mi Ayuntamiento, con sillas de playa para que no me expulsaran, exigiendo un trabajo, porque no quiero limosnas. Y les dije que eso no lo había visto y sigo sin verlo. Luego la desesperación no era tanta. Además, los robos, que sí que han aumentado, no están enfocados a productos de alimentación, sino que siguen teniendo el perfil de atentar contra la riqueza. Y las personas, en la calle no piden comida, piden dinero.

Eso escoció a un par de alumnos. Les dije que me comentaran qué pensaban ellos que estaba haciendo esos 5 millones. Estuvieron callados unos minutos, analizando mis argumentos. Cuando comenzaron a hablar, acabaron poniéndose de mi lado, pues decían que, aunque mi postura era muy radical (y les doy la razón, porque pienso más con el corazón que con la cabeza, cosa que sabéis los que me conocéis), echaban en falta más movilizaciones en la calle, y que ningún partido político de ningún signo, ni los sindicatos se hubieran acordado de ellos, y que si lo hacían, era para echarse en cara un número, y no los dramas que realmente existen tras dichas cifras.

Posteriormente les aclaré que sí que creía que existían situaciones límites. Pero el llevarlo al descreimiento total era una forma para que abrieran los ojos. También les dije que era cierto lo que había resuelto en su momento de acampar delante de mi Ayuntamiento, porque yo sí que me consideraba al límite. Y si nadie hacía nada por mí, lo haría yo, porque no me iban a callar con 400 €, cuando era mi madre (pensionista y recién viuda) la que me tenía que dar de comer, ya que ni siquiera podía acceder a esos 400 €. Y les dije que quien está al límite, hace cosas al límite.

Se hizo un silencio que me impactó. Creo que se dieron cuenta de que estaban solos. Que únicamente podían contar los unos con los otros, porque en un mes que llevamos ya de curso, conocemos las penurias que cada uno está pasando, y entre todos nos vamos apoyando cuando vemos que alguno flaquea.

El final fue lo mejor para mí: comenzaron a pensar que si alguien, ya les daba igual las siglas políticas, se acordaba de ellos, les apoyarían, acudirían a su llamada, y no permanecerían en casa lamentándose de su situación, porque nadie iba a venir a resolvérsela. Que si había que ir a cualquier ciudad, entre todos reuniríamos el dinero para acudir y que nadie quedara en tierra por ese motivo.

Sólo son quince, pero quince de una cadena que podría exterderse como la pólvora.

Finalicé la clase con una pregunta para que la reflexionaran: ¿EXISTIRÁ ESE ALGUIEN? En caso de que no ¿QUÉ PROPONDRÍAN? La respuesta está aplazada hasta el próximo viernes al final de la clase. Intrigadita me tienen.

Besos azules!